Igual que en verano protegemos nuestra piel de los rayos del sol, podemos mantener nuestra boca sana siguiendo unas sencillas pautas:
- El primer paso para que nuestros dientes y encías no den problemas durante un viaje o una escapada es revisarlos antes de partir. Muchas enfermedades bucodentales presentan síntomas poco visibles a simple vista, de modo que en una exploración rutinaria se pueden detectar patologías como las caries o la gingivitis.
- Llevar siempre en bolsos o mochilas un kit de limpieza dental que incluya un cepillo de dientes y una pasta dentífrica, y a poder ser también un colutorio e hilo dental.
- Si se ha olvidado el kit de limpieza y a la espera de comprar otro, beber mucha agua contribuye a equilibrar el pH de la boca y reducir los restos de comida, lo que ayuda a que las bacterias tengan menos combustible y produzcan menos ácido.
- Los chicles sin azúcar ayudan a segregar más saliva y a retirar restos de comida, por lo que también contribuyen a neutralizar el pH. Eso sí, no deben ser un sustituto del cepillado. Comer manzanas (a mordiscos) y uvas entre horas favorece también nuestra salud dental.
- Ingerir un yogur de postre es una buena opción, ya que permite neutralizar los ácidos de las bacterias orales.
- Cuidar la alimentación porque gran parte de la salud de nuestra boca depende de los alimentos que tomamos. A las bacterias que originan las caries les gustan los alimentos ricos en azúcares, por lo que habría que reducir su consumo y lavar los dientes después de ingerirlos. Las bebidas carbonatadas y los zumos cítricos pueden descalcificar el esmalte de los dientes y erosionarlo.
- Moderar el consumo de alcohol y tabaco, que manchan los dientes y favorecen la aparición de halitosis, sin olvidar que estos malos hábitos nos hacen mucho más vulnerables a las enfermedades bucodentales.
- Las bebidas y los alimentos fríos que tomamos para calmar el calor pueden provocar un aumento de la sensibilidad dental y producir inflamaciones de los vasos sanguíneos del interior de los dientes. Así, en estos casos, es aconsejable utilizar pasta de dientes y/o colutorios específicos para la sensibilidad dental.
- El contacto con el cloro de las piscinas favorece la acumulación de sarro, puede provocar la aparición de manchas en los dientes y daña nuestras encías, por lo que es conveniente lavar la boca minuciosamente después de un día de piscina.
Siguiendo estas recomendaciones podrás disfrutar del verano y de tus vacaciones fuera de casa sin comprometer la salud de tu sonrisa.
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